Los hispanoamericanos que residimos en Japón tenemos claro
nuestros orígenes, somos peruanos, bolivianos, colombianos, argentinos,
brasileros, etc.; y nuestros hijos al preguntárseles de que nacionalidad son
ellos responden en la mayoría de los casos, la nacionalidad de sus padres. Pero
hay una minoría en nuestra comunidad de hombres y mujeres casados con japoneses
cuyos hijos a pesar de ser de nacionalidad japonesa son tratados como
extranjeros y paradójicamente les es difícil integrarse a nuestra colectividad
porque para muchos de nosotros ellos son japoneses; a nuestros hijos les dicen
"gajin” a ellos se les conoce como "hafu”.
Muchos de los nikkeis que residimos actualmente en Japón
fuimos "hafus” en nuestros países de origen; para muchas personas el término
"hafu” es desconocido, para otros es despectivo y otros miran el lado positivo
de su diversidad cultural para crecer y desarrollarse en su entorno social.
¿Por qué traemos a colación este tema?, simplemente para compartir testimonios
de jóvenes, padres y profesionales que viven de cerca una realidad en ocasiones
mucho más dura que la de los niños extranjeros, experiencias de las que podemos
aprender para guiar a nuestros hijos a descubrir su identidad e integrarse a la
sociedad japonesa sin prejuicios y con orgullo. En muchas ocasiones nos quejamos de "discriminación” pero si
reflexionamos, muchos de nosotros hemos discriminado a personas que por ser
"hafus” o verse más "japoneses” tratamos de manera diferente.
LARA - Joven española-japonesa
Las estadísticas indican que actualmente del total de
japoneses que contrae matrimonio, aproximadamente un 6 % se casa con personas
de otra nacionalidad (matrimonios internacionales), se dice además que en Tokio
de cada 10 parejas una es matrimonio internacional y que de cada 30 bebés
japoneses que nacen actualmente, al menos uno tiene padre o madre extranjera.
A los hijos nacidos de un matrimonio internacional la
sociedad japonesa actual les denomina "hafu” (del inglés half que significa
mitad), aunque últimamente aumentan las personas que opinan que en vez de ella
debería utilizarse la palabra "daburu”(doble).
A fin de conocer un poco más sobre ellos y sus sentimientos,
puntos de vista, temores, proyectos y sueños; conversamos con Lara Pérez Takagi,
(padre español y madre japonesa) nacida en Tokio, quien se ha educado en EEUU,
Canadá, España y Australia. Al terminar sus estudios de Comunicación
Audiovisual en una universidad en España, regresó a Japón para reencontrar sus
raíces japonesas y mejorar su japonés, según nos refiere. Obtiene una beca del
gobierno japonés (Monbukagakusho) e ingresa al master de ciencias multimedia y
artes de GITS en la Universidad de Waseda, produciendo el documental "Madrid x
Tokio”. Actualmente dirige el rodaje del documental "Hafu”.
Lara, dada tu ascendencia japonesa y española, en Japón serías hafu ¿te identificas como tal?
Hafu, se usa para nombrar a gente de raza mixta, hoy en día
no es un término despectivo sino calificativo. Puede sonar como un insulto si
se toma en forma literal pues proviene del inglés "half” (mitad o medio); pero
no creo que la sociedad japonesa lo utilice negativamente o como insulto. Tomo
esta palabra como una definición e inclusión, pienso que si existe es porque no
soy la única, hay muchas más personas como yo. Además quiero ser parte de los
dos países, España y Japón; no soy extranjera (gaijin) sino "hafu”.
¿Cómo y cuándo empiezas a identificarte como hafu?
A los 12 años cuando la profesora del colegio japonés nos
preguntó por nuestras vivencias en Japón. Había otros chicos como yo (mixtos) o
100% japoneses que residían en España, muchos dijimos no encajar ni en un país
ni en otro y que cuando veníamos a Japón nos llamaban gaijin. Un verano pasé un
mes en el colegio y noté que los mismos chicos nos separábamos en grupos, los
que éramos hafu íbamos por un lado y los 100% japoneses por otro. Sentí
curiosidad sobre el aspecto racial y el porqué los hafu nos entendíamos tan
bien.
¿Ser hafu te ha significado algún problema para
desarrollarte o por el contrario, crees que es una ventaja?
Dependiendo de la situación me ha venido bien o mal,
básicamente se da con el idioma, por mi aspecto de extranjera a la gente le
cuesta asumir que entiendo el japonés y
prefieren hablarme en un inglés incomprensible; y a veces me ha venido
bien pues me disculpan si no entiendo algo. Por teléfono, me toman por nativa,
esto puede venir en ocasiones bien y otras mal. Al vivir en una sociedad que
todavía no reconoce al 100% a una persona que es hafu, a veces nos pueden
tratar como extranjero y a veces como nativo.
¿Te has sentido discriminada alguna vez?
Si, a los 6 años, mis padres me enviaron a un campamento en
Japón para hacer amigos y mejorar mi japonés. Todos teníamos que ponernos un
apodo (nickname) y un grupo de chicos me puso "Spain” (España), cuando pasaban
cerca a mi y me gritaban "¡Spain! ¡Spain!” y a veces me daban un golpe en la
cabeza. Recuerdo que al final del día teníamos que escribir un diario "nikki”
en japonés, aquel entonces sólo escribía un poco en hiragana, cuando nos
devolvían los cuadernos el mío estaba lleno de correcciones en rojo, fue
traumático, empecé a odiar escribir en japonés. Otro mal recuerdo lo viví a los
11 años durante un curso de experiencia en el sistema educativo japonés (taiken
nyuugaku) en el colegio japonés de Madrid. Aún no hablaba ni escribía bien
japonés por lo que los demás niños no querían socializar conmigo, me pasaba los
recreos leyendo o jugando sola. La única niña que se acercaba a hablar conmigo
era otra hafu, mucho más pequeña pero quien se sentía cercana a mi y me buscaba
en los ratos libres.
Sabemos que estás dirigiendo el film "Hafu” ¿de qué trata?
"Hafu” es el título temporal del documental que estoy
rodando y co-dirigiendo junto a Megumi Nishikura y nuestra consejera socióloga
Marcia Yumi Lise. Trata de la vida de 5 hafus quienes pasan por un momento
crucial que puede cambiar sus vidas. Intentamos tocar todos los temas que nos
parecen importantes en la vida de una persona mixta en Japón. También queremos
mostrar la variedad de personas que existen dentro del término "hafu” pues es
difícil generalizar. Tocamos el tema de la nacionalidad, identidad, sistema
educativo que han elegido sus padres y su experiencia, lo que sienten por los
dos países que comparten, la conexión que tienen con otra gente, el tema de
elección de la nacionalidad en Japón, la experiencia de un hafu que viene en
busca de sus raíces, una persona que comparta otra nacionalidad asiática (hafu
invisible); todo esto narrado desde un punto de vista muy personal. Es desde
luego el film que nos hubiera gustado haber visto cuando crecíamos.
¿Cómo nace la idea de hacer este proyecto?
Nace del interés que despertó en Megumi y en mi la
exposición de fotografía "The Hafu
Japanese Project”, una recopilación de retratos y entrevistas a gente hafu que
vive en Londres. La fotógrafa Natalie Maya Willer (alemana-japonesa) y su
compañera socióloga Marcia Yumi Lise (japonesa-americana, ahora nuestra
consejera) fueron las que empezaron el proyecto. Leí la noticia sobre "The Hafu
Project” en el Japan Times y me metí en su página Web. Allí descubrí que venían
a Japón para completar y expandir su proyecto. Yo acababa de rodar mi
documental "Madrid x Tokio” directamente relacionado a mi identidad como hafu y
pensé que colaborar con ellas era el siguiente paso en mi carrera. Participé en
el Hafu Project y le propuse a Marcia hacer un nuevo proyecto, un documental
sobre hafus. Ella me presentó a Megumi y decidimos llevar adelante el nuevo
proyecto. La idea es terminar de rodar a mediados de este año. (Más información
en www.hafufilm.com (documental) www.hafujapanese.org (The hafu project)
¿Algo más que desees agregar sobre el documental?
Si, desde que creamos la página Web y la página en facebook,
hemos conseguido ayuda y apoyo de unas 2000 personas. Organizamos dos eventos
públicos para mostrar partes de lo rodado, al de Tokio asistieron 120 personas
y al de Kyoto 80. Es muy emocionante e inspirador ver que tu proyecto despierta
el interés de tantas personas. Muchos se sienten identificados y quieren ayudar
para que se concluya el documental. Este proyecto se está convirtiendo en un
fenómeno global, estamos creando una comunidad alrededor de la película y hemos
recibido ayuda desde Nueva York, Los Ángeles, Londres, etc.
Finalmente, ¿qué mensaje les darías a los chicos que como tu
poseen dos culturas?
Prefiero dar un mensaje a todos, el mundo se está
globalizando y necesitamos el apoyo de todos para concluir y expandir este
proyecto. Somos una minoría que está creciendo rápidamente, pero desde hace más
de 30 años no hay ningún tipo de material audiovisual que trate este fenómeno
social, es una realidad que tiene que salir más a la luz, sobre todo en Japón.
Ser hafu va mucho más allá de ser modelo de televisión y revista, vivimos en la
misma sociedad y no somos extranjeros, poseemos dos o más culturas y una de
ellas es la japonesa.
AKIRA - Joven chileno-japonés
Nuestro siguiente entrevistado es Akira Uchimura (padre
japonés y madre chilena), quien debido al trabajo de su padre ha cursado
estudios primarios en países de habla hispana y secundarios y superiores en
Japón. Hoy es director de la ONG The Nikkei Youth Network.
Akira ¿te sientes identificado con el término hafu?
Cuando nos mudamos a Tokio tenía 16 años, hablaba japonés
pero no conocía este término y tampoco habían muchos "hafus” en la calle. Cada
vez que me presentaba a alguien se mostraba intrigado, no entendía cómo un
chico que se ve medio japonés hable japonés como nativo por lo que debía
explicar mi historia, al terminar me decían ¡Ah, eres hafu!. En aquella época
fue una palabra muy útil para mi, cuando me presentaba como tal ya no había
necesidad de decir nada más sobre mi origen; pero hoy en día, no me gusta. En
un tiempo se usó en forma despectiva aunque ahora es una palabra popular pues
los hafu han ganado simpatía en la televisión, revistas y en el mundo de
entretenimiento en general. En Chile usar este término equivale a decir "hola
soy mitad”; en otros idiomas, sale la pregunta ¿mitad de qué? pero aquí no
porque "el lado japonés” es el que cuenta.
¿Consideras una ventaja el haber nacido dentro de un
matrimonio internacional?
Claro que sí, me ha abierto muchas puertas, puedo entender
la forma de pensar de japoneses y latinos, no por la sangre que llevo sino por
ser parte de una familia multicultural. Creo que uno puede abrazar su identidad
o negarla, entendí que la gente mira a los double (por no decir hafu) como una
persona diferente, y yo aprendí a usar esta doble-identidad como herramienta.
Por ejemplo, en mi trabajo como director de la ONG me comunico con empresas y
organizaciones como japonés y me vuelvo bien latino en el programa de
televisión en el que participo.
De tu experiencia de vivir tanto en Chile como en Japón, ¿te
has sentido ser tratado diferente por poseer doble cultura?
Nunca sufrí hostigamiento pero sí sentía un trato diferente,
ya que en Latinoamérica me veían como asiático y en Japón me ven como latino;
es decir, tanto allá como acá me ven como extranjero. Esto no me gustaba cuando
estaba en la escuela intermedia, pero me di cuenta de los beneficios que te
puede dar el ser visto como extranjero que es puente entre ambas culturas.
¿Cómo lograste aprender y conservar ambas culturas, ambos
idiomas?
Lo que más me ayudó a aprender el español y el japonés y
ambas culturas fue la regla que tuve en casa, hablar en japonés con mi padre y
en español con mi madre. Lo mismo estoy haciendo con mi hijo de 8 meses.
¿Algo que te gustaría agregar sobre el tema?
Si me gustaría agregar que, debido a que el término hafu es
un modismo y no una palabra que figura en el diccionario, el significado de
ésta va cambiando adaptándose a la época; por lo que no considero bueno
aferrarse a ella. Yo prefiero la palabra nikkei ya que me da un significado más
profundo y con más historia.
¿Qué mensaje les daría a quienes como tu poseen dos
culturas?
Que no se atrapen en los halagos de ser hafu, la sociedad
japonesa tiene la imagen predefinida de que hafu equivale a talento de
televisión o modelo y nos miran con gran encanto. Que se esfuercen por hacerse
valer mas por las cualidades que cada uno posee, yo me siento mucho más
identificado cuando digo "soy chileno-japonés”. Siendo hafus, double, blend,
ainoko, kikokushijyo, nikkei o cualquier otra palabra que se haya creado, lo
que más recomiendo es que tengan la habilidad de adaptarse a las culturas que
poseen como mas les convenga.
MADRE LATINA de hijos hafu (Testimonio)
Vivo 19 años en este país y soy madre de 4 niños. Para la
sociedad japonesa mis hijos son half (mixtos) por tener madre peruana y padre
japonés. Pienso que son una bella mezcla pero no es fácil criar niños en un
hogar con diferentes idioma, culturas, costumbres y religión. Y si a esto le
sumamos que en el hogar la comunicación se da a medias, ni buen japonés ni buen
español; ¿se imaginan?. En las comidas, ni que decir, hoy comida japonesa al
estilo latino y mañana comida latina al estilo japonés. También estamos en
apuros cuando nuestros niños empiezan la vida escolar, debemos esforzarnos por
entender el sistema educativo y aprender a preparar los obentos (refrigerios)
que al inicio, pues arroz con guisos o un chaufa al estilo latino. También está
el obento para el esposo; recuerdo que la primera vez que le preparé un obento
para demostrarle lo buena esposa que puedo ser, él debió esconderlo en su
trabajo y al regresar me dio una complicada explicación. Con nuestros niños es
distinto, si la crianza ha sido a la latina, serán directos y nos dirán: "Mamá
este obento no está bonito”, pues para ellos la presentación es lo más
importante; y aunque nos disculpemos con el hecho de no ser japonesas, pronto
entramos en la competencia del obento colorido. Ahora, no soy experta y aunque
todas las mañanas libro una batalla en mi cocina, las cajas de obento que
preparo para mi esposo e hijos de la secundaria y el bachillerato regresan a
casa vacías y acompañadas de un ¡Qué rico!, ¡arigatou!
Un día, conversando con un maestro japonés coincidimos en
que lamentablemente a nivel mundial el racismo aún existe y que Japón no es la
excepción. Además ambos acotamos que esto puedo ser la causa de la pérdida de
identidad. ¿Quién soy? ¿De dónde soy? Son algunas de las preguntas que suelen
hacerse nuestros hijos y si no logramos ver el problema a fondo, puede traer
consecuencia en su personalidad; por ello, según mi experiencia he llegado a la
conclusión de que es necesario dedicarles mucho tiempo, darles confianza y
amor. También he aprendido que no todas las personas reaccionamos igual frente
a determinado hecho, por ejemplo, una vez un maestro de la escuela secundaria
felicitó a mi hijo por saber escribir determinados kanjis. Mi hijo nos contó
que se sintió ofendido porque el maestro lo había felicitado por saber kanjis
que se aprenden en la primaria y que por ello los demás chicos se habían reído
de él. Ante esto, mi esposo, calmado y cortés dijo: "Es que por tus rasgos
físicos piensa que eres extranjero y por eso te felicitó”. Yo en cambio, me
puse a llorar pues sentía que mi hijo había sido humillado. Lo cierto es que
este hecho y algunos incidentes más hicieron que mi hijo empiece a cambiar de
actitud y tuve que luchar mucho para que recupere su identidad y se acepte como
un niño bicultural.
Pienso que lo que debemos hacer es ayudar a nuestros hijos a
conocer sus raíces y quererlas, cultivar el amor por sus dos culturas y
ayudarlos a sacar provecho de ello. A Dios gracias, mi hija mayor que cursa el
tercer año de bachillerato (koko) lo ha entendido así. Aprovechando el español
que aprendió en casa, el año pasado participó en un concurso de lengua española
para bachilleratos llamados Kokusai Koko con una composición sobre su identidad
bicultural, ganando en su categoría. A raíz de este logro ahora se prepara para
el examen de Español que se realiza a nivel de Japón dos veces al año y en el
que nuestros hijos pueden participar a fin de obtener títulos como traductores
o intérpretes de español. Ambas actividades constituyen una muy buena
oportunidad para que nuestros hijos se sientan orgullosos de poseer dos
culturas.
Artículo escrito por Roxana Ajipe Oshiro.